La Importancia del Deporte para la Salud Ósea

La Importancia del Deporte para la Salud Ósea

Los beneficios del deporte van más allá de la mejora del estado físico y la pérdida de peso; también desempeñan un papel crucial en el mantenimiento de la salud ósea... En este blog, exploraremos la relación directa entre el deporte y la fortaleza de nuestros huesos, destacando por qué deberíamos incorporar actividades físicas en nuestras rutinas diarias y consejos de cuales practicar.

1. Resiliencia Ósea

El tejido óseo, lejos de ser estático, se encuentra inmerso en un proceso continuo de remodelación. La carga y el estrés derivados de la actividad física desencadenan respuestas adaptativas que fortalecen el esqueleto. Al participar en deportes, no solo se ejercitan los músculos, sino que también se genera una tensión esencial para mantener y mejorar la densidad ósea, un elemento crítico para la salud a largo plazo.

2. La Formación Ósea en la Juventud: Un Activo Irremplazable

La niñez y adolescencia representan etapas fundamentales en el desarrollo óseo. La participación en deportes durante estos años incide directamente en la densidad ósea a lo largo de toda la vida. La carga mecánica inherente a actividades como correr, saltar y levantar peso contribuye de manera inestimable a la formación de huesos más robustos, reduciendo sustancialmente el riesgo de enfermedades óseas crónicas en la adultez.

3. Deportes aconsejables para los huesos

Aunque los ejercicios que oponen resistencia al músculo son los más aconsejables para fortalecer los huesos, hay más deportes que favorecen y estimulan la densidad y resistencia ósea.

 Correr. Basta con correr media hora, tres veces por semana, para conseguir un aumento de la densidad mineral ósea en la columna y caderas de los corredores. La diferencia entre correr y andar para el hueso es que al andar, sólo se trabaja con el peso corporal, sin embargo, al correr una vértebra de la columna soporta 1,7 veces tu peso. Para evitar los impactos, debemos escoger unas buenas zapatillas de atletismo y evitar el asfalto saliendo a correr por superficies de hierba y tierra, más amortiguadoras.

 Clases de gimnasio. Aerobic, fitness, spinning, step, cardiotonic, aero-tae-box, etc. Cualquier deporte activo, incluye ejercicios que cargan los huesos y mejoran la circulación de la matriz ósea. Lo importante es variar y ser constante, nada de ir tres veces al mes.

 Natación. No es el deporte más útil para los huesos debido a que en el agua se elimina la fuerza de la gravedad que facilita la fijación de calcio. Pero la tonificación ayuda a mantener los músculos elásticos y flexibles. Además, ahora también existen clases colectivas con cargas que ayudan a las personas con riesgo de fractura a trabajar sus músculos.

 Tai-Chi. Una forma de evitar fracturas está en mejorar el equilibrio y esta práctica oriental está muy recomendada para personas que huyan de actividades físicas muy vigorosas.

 Andar. Para las personas mayores, caminar es una forma natural de mantener los huesos fuertes sin riesgos. Basta andar una hora a ritmo rápido para estimular el crecimiento del hueso, subir escaleras, dar pequeños saltos, bailar, cualquier excusa es buena para no dejar de ser centenarios activos.

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